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Esto no va de ideologías, va del destino de la humanidad
30/07/2025 Plataformas Pro-PalestinaLa ofensiva sobre Gaza iniciada en octubre de 2023 ha provocado una devastación humana sin precedentes. Pero reducir el análisis a los últimos meses sería ignorar más de siete décadas de violencia estructural. Gaza no puede entenderse al margen de un proceso de colonización, ocupación y castigo colectivo iniciado en el siglo XX y hoy llevado a su extremo.
Los ataques de la resistencia palestina del 7 de octubre se inscriben en el marco de la Resolución 3070 de la ONU, que reconoce el derecho de los pueblos a la autodeterminación y a la resistencia legítima contra la ocupación. Esta resolución reafirma la responsabilidad de la comunidad internacional de garantizar la protección de los derechos humanos frente a conflictos prolongados.
En 1947, Naciones Unidas aprobó el Plan de Partición que dividía Palestina en dos Estados. El 14 de mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel; al día siguiente comenzó la Nakba, la “catástrofe” palestina: más de 700.000 personas fueron expulsadas o forzadas a huir de sus hogares. Desde entonces, Gaza ha sido un enclave de refugiados, marginado y castigado, sometido desde 2007 a un bloqueo total por parte de Israel con apoyo parcial de Egipto.
Hoy, ese cerco se ha transformado en una campaña de exterminio. Más de 377.000 personas han sido asesinadas, y más de 500.000 están heridas, según fuentes palestinas. El sistema sanitario ha colapsado, la hambruna es inminente, y las condiciones de vida han sido descritas por agencias de la ONU como “inhumanas y deliberadas”.
Pero esto no es una guerra. Es un proyecto de limpieza étnica, sustentado por una ideología colonial —el sionismo— que se consolidó en Europa y que, bajo el pretexto del victimismo histórico del pueblo judío, ha justificado durante décadas la colonización, ocupación y despojo de territorios palestinos. Este proyecto no promueve la coexistencia, sino la supremacía territorial y étnica, y hoy se expresa como un intento de vaciar Gaza y redibujar el mapa de Palestina según criterios raciales.
La ofensiva actual está dirigida por Benjamín Netanyahu y una coalición de ministros ultranacionalistas y mesiánicos, comprometidos con una estrategia de segregación, desplazamiento masivo y apropiación de recursos. Su proyecto político no es militar: es demográfico y colonial.
La complicidad internacional es esencial. Estados Unidos, bajo la presidencia de Joe Biden, financiaron y blindaron estas acciones diplomáticamente. Pero no contribuyó menos Donald Trump, quien trasladó la embajada a Jerusalén, legitimó asentamientos ilegales, recortó fondos a la UNRWA y consolidó una visión nacionalista maximalista que equipara soberanía judía con exclusión palestina.
En el corazón de esta estrategia está el rechazo a una solución de dos Estados: el sionismo en el poder ha trabajado activamente para anular cualquier posibilidad de Estado palestino, negando así el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación. En este sentido, el conflicto deja de ser una disputa territorial y se convierte en una confrontación antidemocrática, racista y colonizadora.
Mientras tanto, Europa se limita a condenas y decretos simbólicos. España, igual que otros países de la UE, sigue vendiendo armas a Israel y mantiene relaciones estratégicas sin ningún condicionamiento real.
Demandas ciudadanas urgentes
Alto el fuego inmediato y definitivo.
Protección efectiva de la población civil, conforme al Derecho Internacional Humanitario.
Apertura total y sostenida de todos los pasos fronterizos, para garantizar ayuda humanitaria sin condicionamientos.
Respeto y restablecimiento pleno del trabajo de agencias humanitarias, sin criminalización ni obstáculos políticos.
Suspensión de los castigos colectivos, incluidos el hambre y el desplazamiento forzado.
Reconocimiento del derecho inalienable del pueblo palestino a decidir libremente sobre su futuro político, territorial, cultural y social, sin imposiciones externas ni ocupación militar.
Descolonización completa de toda Palestina histórica, con el fin del régimen sionista y la restauración plena de los derechos del pueblo palestino, incluyendo el retorno a las fronteras anteriores a la partición de 1947.
¿qué puedes hacer por el pueblo palestino y su causa?
Practica el boicot. Consulta la página de la campaña internacional BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) o instala la app No Thanks! para identificar productos y marcas cómplices del genocidio.
Organízate y actúa. Busca en tu zona grupos de apoyo al pueblo palestino y colabora con ellos en manifestaciones, concentraciones, acciones de boicot o actos informativos.
En Sotillo de La Adrada, se convoca todos los domingos a las 11:00 en el edificio Parque Verde.
En Arenas de San Pedro, las concentraciones se celebran los sábados a las 11:00 junto al castillo.
Compra tarjetas eSIM para personas en Gaza. La comunicación es su única vía de conexión con el mundo. Puedes ver cómo hacerlo a través de la cuenta: @galiciaconpalestina.
Y sobre todo: no dejes de hablar de Gaza. Visibiliza el genocidio, informa desde una perspectiva histórica y humanista, y señala sin miedo a quienes lo justifican directa o indirectamente.
Gaza no es solo una herida abierta en Palestina. Es la evidencia de que el sistema internacional ha fallado en su promesa más básica: proteger a los pueblos del exterminio. Frente a un régimen que bombardea hospitales, mata niños en colas de pan y utiliza el hambre como arma, la neutralidad ya no es una opción.
Esto no va de izquierda o de derecha. No es una cuestión partidista ni ideológica. Es el destino de la humanidad lo que está en juego: la capacidad colectiva de poner límites al horror, defender la vida y sostener algún principio universal de justicia.
Es hora de llamar a las cosas por su nombre: un proyecto colonial, supremacista y genocida, blindado por Occidente, ha convertido Gaza en un campo de muerte planificada. La historia nos juzgará, no por lo que dijimos, sino por lo que permitimos.
Firmado:
Alto Tiétar contra el Genocidio
A.Z.A.B. la Iglesuela
Amal Alto Tiétar
Ateneo Palestino
La Vera y el Tiétar con Palestina
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