Descubrir el ajedrez

Mucha gente tiene miedo a participar en un torneo de
ajedrez. “¿Ir a un torneo de ajedrez? ¿Yo? “ “No tengo el
nivel. Solo haré el ridículo” “Soy muy malo , apenas sé
mover las piezas.” Estas son unas de las pocas disculpas
que ponen cuando se le anima a algún novato a participar
en un torneo de ajedrez.
Hace varios años conocí a una señora que había
descubierto el ajedrez gracias a sus nietos en edad escolar.
Como los niños no encontraban contrincante, aficionaron a
su abuela al ajedrez enseñándole lo básico con la finalidad
de tener siempre alguien dispuesto a jugar con ellos. ¡ Qué
abuela! Conocía el término “apertura” y poco más.
La abuela, una mujer emprendedora y lanzada, se dejó
convencer y participó en un torneo. Sacó dos puntos de
siete y estaba enormemente satisfecha de haber logrado
ganar dos veces y haber estado a punto de ganar una
tercera partida. Hoy va cuando pueda a los torneos de
ajedrez y muchas veces la acompañan sus nietos
compitiendo juntos. A veces les toca jugar entre ellos.
¿Y este miedo a participar en un torneo de ajedrez, de
dónde procede?
Al término torneo se le atribuye el significado de que
alguien muy entendido o entendido en un deporte compite
contra otro de igual nivel . Muchas competiciones están
segregadas por sexos o por edades y a su vez dividido en
niveles diferentes. En ajedrez eso no es así. En los torneos
participan personas de todas las edades y sexo sin
diferencia de nivel. Todos juegan contra todos. Esta mezcla
de edades y niveles en el mundo de ajedrez les da un
carácter diferente a todos los otros deportes. Quien por
primera vez participa en un torneo verá un ambiente
diferente, tranquilo, respetuoso y silencioso. Incluso los
niños, que hace un momento correteaban y gritaban por la
calle, están tranquilos. Alli están sentados ,concentrados
delante del tablero, centrándose en la partida que están
jugando. La magia del tablero les vuelve mansos y
tranquilos.
Precisamente esta mezcla de personas y este ambiente
peculiar , que no distingue el nivel de cada jugador, para
todos es un mero jugador de ajedrez que le gusta mover
las piezas, hace del ambiente ajedrecístico algo peculiar.En
un torneo de ajedrez se respira un ambiente donde se
reúnen personas de diferentes procedencias y niveles que
tienen en común la afición por el ajedrez.

Al pisar como espectador un torneo de ajedrez nos
asombra el silencio que reina en toda la sala. Es como si
estuviéramos en una biblioteca o en misa. Solo se escucha
el movimiento de las piezas y cuando dan al reloj para
señalar al contrario que le toca jugar.
El sistema de juego donde se enfrentan los jugadores en
cada ronda con otros de la misma puntuación hace que, en
un momento , dado estamos jugando contra personas del
mismo nivel brindándonos así la posibilidad de ganar o
empatar alguna o algunas partidas. Perder una partida
estrepitosamente tampoco es nada bochornoso ,nadie se
fija en eso a no ser que le suceda a un jugador de gran
categoría. Un despiste. Un descuido. Eso le pasa a
cualquiera. No tiene importancia. La próxima partida será
mejor. Jugar contra un maestro es para cualquier jugador,
tenga el nivel que tenga, un gran privilegio. Aunque de
antemano sabemos ya que vamos a perder la partida y que
la probabilidad de empatar es muy pequeña, intentamos
jugar lo mejor posible. No es ningún bochorno perder una
partida en pocas jugadas. A veces al acabar una partida se
nos brinda la posibilidad de que el contrario nos comente y
explique alguna jugada o algún movimiento que hemos
hecho mal repasando la partida de forma distendida. Una
vez acabado el torneo nos volvemos a casa con el gusto de
haber compartido una afición con otros compañeros y
haber ganado alguna partida y a veces habernos hecho
algún amigo. A medida que vamos a otros torneos veremos
otras caras ya conocidas de torneos que habíamos jugado
estrechando otros lazos. Somos uno más que forma parte
de este maravilloso club de aficionados al ajedrez .
¡Anímate!